Una familia que oran juntos se levantan juntos

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Una familia que oran juntos, se levantan juntosSabrina fue abusada cuando era una niña y, como consecuencia, desarrolló varias inseguridades. Estas inseguridades hicieron que su vida le resultara difícil, se vio a sí misma en apuros a una edad que, supuestamente, no se tienen problemas. Se enfrentó a tribulaciones que la quebraron por dentro, pero aquí nos cuenta como encontró la salida.

Sabrina: “Mi vida era un desastre. De joven, me acostaba con varios hombres y siempre andaba de estas, todo para intentar llenar el vacío profundo en mi interior. Me desanimaba mucho y tenía pensamientos suicidas; solo quería desistir de todo. Me quedé embarazada muy joven, y mi relación quebró, estaba destrozada y no podía ver como podría levantarme de nuevo, por lo que recurrí a Dios.

Me propuse poner en práctica el consejo y la guía que estaba recibiendo en el Centro de Ayuda UCKG.

¡Fue a través de mi creencia en Dios y debido a la actitud positiva que adopté, que fui levantada! Hoy estoy liberada; tengo paz y mi vida sigue adelante, estoy creciendo continuamente.

Al ver los cambios positivos en mi vida, comencé a utilizar la oración para ayudar a mi familia también. Quería que mi hermana experimentara un cambio positivo en su vida así como yo. La invité al UCKG en varias ocasiones, pero ella se negaba.

No quería obligarla ni imponer nada sobre ella, por lo que la dejé en las manos de Dios. Con el tiempo comenzó a venir, pero no tan a menudo. A su debido tiempo, comenzó a asistir con una dedicación total y se comprometió.

Mis oraciones fueron respondidas, mi hermana cambió en su interior y comenzó a ver la vida igual que yo.”

Kemi: “Crecí sin saber que mi hermana había sido abusada, sin embargo, el ambiente familiar siempre fue muy turbio y notaba que algo no estaba bien. Además de esto, ella recibía mucha atención por parte de mi madre y yo me sentía excluida, no tenía sensación de dirección ni de identidad. O sea que, cuando crecí, me apegaba a otras personas, e imitaba lo que hacían, si fumaban, entonces yo también fumaba, etc.

Ansiaba ser aceptada porque sentía que en mi casa no me aceptaban. Todo lo que hacía era in uenciado por otras personas. Comencé a fumar cannabis y, con el tiempo, me volví dependiente, hasta el punto de no poder dormir sin fumar; se convirtió en mi consuelo.

Cuando mi hermana comenzó a asistir al UCKG, percibí el cambio positivo en ella y esto me llamó la atención. Después de asistir, decidí dar el paso positivo y hoy, no puedo dejar de sonreír. Ya no soy una persona airosa y, a parte de eso, mi hermana es ahora mi mejor amiga. Nuestra relación se elevó a un nivel más alto.”

Sabrina Durant & Kemi Bolodeoku

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