Dios tuvo un dilema

cumplir Su promesa, en nuestro lugar, por nuestras almas,

junior-in

Dios no pudo aceptar la presencia del pecado en Su universo. Cuando Adán y Eva pecaron, se vio en un dilema. Él mismo había determinado que los pecadores no deberían ser perdonados. Todos los pecadores tenían que pagar con sus vidas porque estaban profanando la Creación: “… Porque la paga del pecado es muerte…” Romanos 6.23

Por otro lado, Dios no quería destruir Su Creación, la cual tanto amaba. Su carácter recto sintió que debería aplicarse la justicia, Su corazón misericordioso, sin embargo, trazó un plan para prevenir que la humanidad se perdiese para siempre: “Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades” (Lamentaciones 3:22).

Al principio de la Creación, Dios dijo que los humanos serían destruidos si Le desobedecían. Al ser tan Santo y Perfecto, no pudo dejar de cumplir Su promesa. Mira lo que está escrito en el libro del profeta Jeremías: “Y me dijo el Señor: bien has visto, porque yo velo sobre mi palabra para cumplirla.” (Jeremías 1:12).

Sólo una fuerza muy poderosa más fuerte que la muerte pudo anular esa declaración: el amor de Dios. Por lo tanto, movido por este amor infinito, creó una solución para rescatar a la humanidad: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Teníamos una deuda, y nosotros no podíamos pagar un rescate por nuestras almas, entonces Dios decidió que El mismo pagaría la deuda: “Al que conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.” (2 Corintios 5:21).

“…habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz” (Colosenses 2:14)

“…el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, habiéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-8)

Hizo un milagro que la mente humana no puede entenderlo totalmente, Dios se convirtió en hombre, nacido de una mujer y castigado en nuestro lugar: “Más El fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas hemos sido sanados.” (Isaías 53:5).

Después de todo lo que a El ha hecho, ¿qué has hecho tu por a El?

Que Dios los bendiga.
Ob Celso Junior

Deixe um comentário