Como sobrevivimos la infelicidad

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Como sobrevivimos la infelicidad

El mundo de Leah se desmoronó cuando descubrió que su compañero Nixon la estaba engañando. Sin embargo, en la Iglesia Universal, aprendieron el secreto de tener una relación exitosa.

Nixon: Vengo de una familia con una historia de alcoholismo. Como resultado, también me sumergí en el alcohol. Se convirtió en un hábito que comenzó a afectarme profundamente. Ese era mi estado cuando un amigo me presentó a Leah. Tenía solo 20 años y todavía era muy inmaduro. Desde el momento en que la conocí, sentí algo especial. Unas semanas más tarde comenzamos una relación”.

Sin embargo, con el tiempo la pasión inicial desapareció. El hábito de beber de Nixon estaba arruinando su vida, así como su relación con Leah.

“La verdad es que, además del alcoholismo, tenía otro problema: era infiel. No podía explicar lo que sentía cuando una mujer pasaba por delante. Aunque estaba con Leah, vivía como soltero. Después de estar juntos por mucho tiempo, nuestro amor se convirtió en odio. Pasábamos la mayor parte del tiempo discutiendo”.

Leah: “Sabía todo lo que estaba haciendo. Mi esposo era un mujeriego, y eso me destrozaba. Dejé de confiar en él, incluso cuando decía la verdad. Me volví extremadamente agitada y, para ahogar mis penas, también me metí en el alcohol y comencé a fumar excesivamente. Nuestra relación estaba a punto de terminar.

Una noche, mientras buscaba algo para ver en la televisión, acabé viendo un programa en el que una mujer estaba hablando acerca de sus problemas familiares que había sufrido y como consiguió superarlos con la ayuda de la Iglesia Universal. Al final, su esposo y sus hijos vinieron y la abrazaron. Empecé a llorar. Quería lo que ella tenía, una familia feliz. Si lo que decía esa señora era cierto, y si Dios realmente había cambiado su vida, entonces tal vez eso también podría pasarme a mí.

Comencé a asistir a la iglesia y era mejor de lo que esperaba. Allí aprendí cosas que nunca había pensado. Poco a poco, aprendí a trabajar en mi interior y a luchar contra mis problemas con confianza. Con el tiempo, Nixon se dio cuenta de cómo estaba cambiando.”

Nixon: “Había algo diferente en Leah que me intrigaba. Ella estaba actuando de manera diferente hacia mí. Ya no gritaba constantemente, ni quería pelear. Fue la diferencia que vi en ella lo que me hizo aceptar su invitación para ir a la Iglesia Universal. Pensé que quizás también podrían ayudarme a mi. Al asistir regularmente a las reuniones y poner en práctica todos los consejos que escuchaba, poco a poco, pude dejar atrás mi comportamiento negativo.”

Leah: “Antes, no tenía amor propio, no me consideraba hermosa, pero cuando comencé a entender mi propio valor, me di cuenta de que era capaz de lograr cualquier cosa. Decidí darle otra oportunidad a Nixon y seguir adelante, y valió la pena”.

Nixon: “Estoy agradecido de que mi esposa no desistiera de mi. Nuestra relación y nuestra vida ha cambiado completamente. Tenemos diferencias, como todas las parejas, pero no tardamos en sentarnos, hablar y resolver el asunto. Somos más unidos que nunca. Ahora hay comprensión, respeto y fidelidad. Somos realmente felices.”

Nixon y Leah de Abreu

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