“BEBÍ POR PRIMERA VEZ CUANDO TENÍA SIETE AÑOS DE EDAD”

en nuestra familia, la primera vez, una persona agresiva,

“BEBÍ POR PRIMERA VEZ CUANDO TENÍA SIETE AÑOS DE EDAD”Familia. Nada puede superar el vínculo preexistente que tenemos con ellos. ¿Pero qué hacemos cuando este vínculo nos causa sufrimiento? ¿Hay algo peor que sufrir debido a las circunstancias en el ámbito familiar y que no se pueda hacer nada al respeto? Aquí está la historia de Carlos Villareal:

“M is hermanos y yo tuvimos una niñez bastante problemática; muchas veces fuimos testigos del abuso de mi padre hacia mi madre, y mi madre también nos maltrataba a nosotros, era como una reacción en cadena, algo bastante desmoralizante para nosotros. En una familia donde se suponía que debía haber amor y cariño los unos por los otros, solo había conflictos y violencia.

Nos faltábamos el respeto entre nosotros. Mi hermana y yo solíamos planear nuestra huida ya que detestábamos vivir bajo el mismo techo que mis padres. Deseábamos hacernos mayores para irnos de casa. Desde niño, me acuerdo de lo triste que nos sentíamos por lo que estaba pasando en nuestra familia.

Me sentía despreciado por mis padres, como si no estuvieran interesados ni se preocuparan por criarme de la mejor manera posible. Me introdujeron al alcohol desde muy joven mediante las fiestas constantes que se hacían en nuestra casa. La primera vez que bebí fue cuando tenía siete años y más tarde ya tenía el libertinaje de salir y de hacer lo que quería.

Las cosas, sin embargo, empeoraron cuando mis padres se separaron. Comencé a fumar tabaco y me junté con nuevas amistades que me introdujeron a la marihuana, hachís, y otros tipos de drogas. Me sentía mal por la situación en mi familia, pero no tenía con quien hablar ya que mis hermanos y yo no nos llevábamos tan bien. Me volví una persona muy reservada y permanecía en mi propia burbuja.

No era el mismo Carlos de cuando tenía cinco años. Sufría en silencio, rodeado de drogas y alcohol, y era un fracaso en el colegio. Me convertí en una persona agresiva y gritaba con todos, siempre me metía en peleas, lo cual me llevó a la cárcel de menores.Yo no vivía para agradar a nadie, solo quería sentir la sensación de bienestar. Estaba en mi onda y si cualquiera trataba de aconsejarme para que cambiase, me enojaba. Pero a través de la misericordia de Dios, pude encontrar la iglesia y me liberé de todos los vicios. Comencé a luchar con todas mis fuerzas y a obedecer lo que escuchaba. El primer cambio que vi fue la paz que sentía durante las reuniones.

Hoy, tengo paz en mi interior, así como auto dominio. Puedo hablar con los demás educadamente, lo cual, antes era imposible para mí. Los vicios que tenía habían transformado mi carácter y no era una persona sociable. Pero hoy, soy una persona totalmente cambiada y feliz.”

Carlos Villareal

 

 

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