Un acto de fe

comenzar una nueva vida, nuestra vida financiera, nuestro propio negocio, una batalla más dura,

 

Todo lo que pasamos después de nuestro día de boda se convirtió en nuestra peor pesadilla.

Recién casados, decidimos venirnos a vivir a Londres. Mientras me preparaba para ser un marido y el proveedor, me pasó la cosa menos favorable… ¡Perdí mi trabajo!. Hasta el día de hoy, todavía no se qué pasó, pero todo lo que pensaba era qué iba a hacer después. Ese trabajo era nuestro salvavidas, dependíamos de mis ingresos para comprar comida y mantener un techo sobre nuestras cabezas.

Estaba tan confundido. Vine al Reino Unido esperando comenzar una nueva vida con una buena relación de pareja y un hogar y trabajo estable pero todo fue un desastre. Teníamos muchas restricciones con nuestras visas que nos impedía conseguir un trabajo normal. A parte de eso, mi mujer no hablaba inglés por lo que su única opción era trabajar en limpieza.

Esto me hizo sentir tan humillado e indignado que ni podía comer bien. Me quedaba despierto por las noches preguntándome cómo podría ser el proveedor sin ingresos. ¿Cómo saldríamos adelante? ¿De donde vendría el dinero?

La frustración de esa situación solo causaba discusiones entres nosotros. Con la desesperación, llegué a hacer tres trabajos de jornada entera. Pero me cansé de esa vida, quería algo con un sueldo mejor y una calidad de vida diferente.

Ya conocíamos el Centro de Ayuda UCKG y fue en nuestros peores momentos que recordamos a las tantas personas que pasaron por lo mismo y acabaron venciendo. Comenzamos a asistir a las reuniones de los lunes para ver cambios positivos en nuestra vida financiera. La dificultad era intensa y, a veces, insoportable, pero con trabajo duro, determinación y acción, las cosas comenzaron a progresar.

Pude abrir mi propio negocio pequeño y mi esposa encontró un trabajo de jornada entera. Aunque las cosas avanzaban, no dejamos de cumplir con nuestras cadenas de oración en el Centro de Ayuda UCKG. Éramos fieles con todo lo que prometiamos.

Al pasar el tiempo, estábamos más estables y no nos preocupaba el hecho de quedarnos sin dinero. Aun asi, faltaba algo, no estábamos satisfechos con nuestras vidas.

Pero habíamos hablado demasiado pronto puesto que después nos enfrentamos a una batalla más dura. Quise renovar nuestras visas y nos la negaron y tuvimos que irnos del país inmediatamente. No podíamos entender por qué pasábamos por tantas cosas malas. Nos trataron como si fuéramos criminales, y la vergüenza que pasamos fue insoportable.

Cuando regresamos a nuestro país, teniamos un dinero ahorrado de cuando nos habíamos casado. Llegamos al acuerdo de que nuestras vidas no podían seguir sufriendo de tal manera. Eso es lo que nos llevó a hacer un acto de fe y a llevar todo lo que teníamos al altar.

Queríamos participar de la Campaña de Israel, sabiendo que estábamos llevando a cabo el único desafío para obtener una bendición imaginable. La misma semana que pusimos nuestro todo en el Altar, cerramos un contrato de cuatro años y el dinero comenzó a rodar. Pudimos renovar nuestras visas y regresar al Reino Unido.

Esta vez era diferente. Ahora, teníamos una dirección y sabíamos lo que queríamos hacer. Mi mujer y yo tenemos nuestro propio negocio, ella es contable y yo soy abogado. ¡Hemos logrado tanto!.

Hoy, somos inversionistas privados, hemos comprado una cantidad de cosas en efectivo, tales como otras empresas, nuestro Land Rover 2015 y nuestro propio apartamento. Nos han dado la visa de residencia indefinida y luego nuestra ciudadanía, pero lo más precioso que tenemos es paz, nos entendemos y nos respetamos el uno al otro, e incluso cuando hay tormentas durante el día a día, sabemos como seguir adelante y mantener bien alzada nuestra cabeza.

Desearíamos volver atrás y participar de las campañas previas porque nuestra vida hubiera sido más grande de lo que es ahora.

Leo and Stephanie Mendez