Transformación desde adentro hacia afuera

durante mucho tiempo, la única manera, una manera de sobrevivir,

Transformación desde adentro hacia afuera“¡Siento informarte que tu padre ha sido asesinado!.” Esa fue la noticia devastadora que recibió mi madre hace casi 30 años cuando su padre, mi abuelo, fue arrebatado de nuestro medio de repente. Desde entonces, la vida no volvió a ser la misma…

Angustia, dolor y tristeza llenó nuestro hogar durante mucho tiempo. ¡Nadie se podía creer que había muerto! Mi abuelo era la luz de la familia. Era un hombre de integridad, que siempre estaba allí para su familia. Siempre que estaba presente había alegría y risas y, saber que todo lo que nos quedó fue su recuerdo, fue un dolor insoprotable.

Mi familia no solo perdió a nuestro abuelo, sino también todas sus posesiones. Un íntimo amigo de mi abuelo, en quien mi familia confiaba, engañó a mi abuela para que firmara unos documentos; no se dio cuenta de que estaba entregando la única cosa que nos recordaba a mi abuelo, nuestra finca.

Mi familia se quedó sin nada. Sin casa, sin ingresos y sin tener a donde ir. Y peor aún, mi madre estaba embarazada de mi.

La pobreza era lo que mejor describía el estado de mi familia. Mi madre tuvo que buscar donde vivir y una manera de sobrevivir. Cuando llegué a una edad en la que entendía más lo que acontecía a mi alrededor, me di cuenta de lo dificil que les resultaba a mis padres cuidar de mi, veía como mi padre pasaba dificultades para pagar todas las facturas. Nuestro estómago gruñía cada día por falta de alimento. Nuestra única opción era irnos a dormir más temprano.

Yo estaba enfadada con la vida. Me sentía como si hubiera nacido para sufrir y luego morir. Yo no había pedido venir a este mundo. Todo tipo de pensamientos rondaban en mi mente y cada día era como una pesadilla, hasta los muertos estaban mejor que yo.

10888435_888962007801853_6641792152489539326_nJusto cuando mis padres tocaron fondo, recibieron una invitación al Centro de Ayuda UCKG y sus vidas dieron un giro inesperado. Mediante las reuniones de los lunes, mi padre comenzó a desarrollar hasta alcanzar una estabilidad.

Pensarás que de ahí nuestra familia mejoró y la vida se convirtió en un cuento de hadas pero no fue así. Me volví muy rebelde. No escuchaba a nadie y hacía lo que me daba la gana. Aunque mi madre era estricta y no toleraba mi comportamiento, yo era cabezota y me oponía a su palabra, así me causara más problemas. No me importaba.

Poco después, mis padres presentaron a mi hermano pequeño a la familia. Yo me llené de rabia y de celos. Era como si se hubiera vuelto el centro de atención y lo odiaba. ¿Cómo pudo haber llegado y tomar mi lugar de esa manera? Estaba enfadada y resentida.

Decidí hacer lo que quería y me desconecté de mi familia, aunque estaba viviendo bajo el mismo techo. Me dediqué a estudiar, quería hacer todo bien en el colegio para llamar la atención de mis padres. Trabajé duro, bueno pensé que había trabajado duro porque cuando llegaron los resultados, suspendí mis examenes. Eso me derrumbó. Esta era la única manera que yo podía haber demostrado mis logros y comenzar una carrera. Caí en depresión. Ya no tenía ganas de hacer nada.

En ese momento recordé cuando mis padres estaban en su punto más bajo y recibieron la ayuda del Centro de Ayuda. Entré por las puertas del UCKG quebrantada, enfadada y llena de rencores.

Cada sesión de las Cadenas de Oración eran como una terapia de limpieza interior. Me estaba liberando de todo el dolor, de los rencores y del odio que cargaba en mi interior y comencé a entender que esos sentimientos solo me hacían daño a mi misma.

Mi disposición para cambiar me dio una vida nueva y una tranquilidad que ni puedo describir. Conocí a Dios y me llenó de un amor incondicional.

Dejé de odiar a mi hermano, dejé el dolor atrás y comencé de nuevo. Mi familia es mucho más unida ahora. El amor es verdadermante maravilloso.

¡Mi sueño de ser investigadora científica se hizo realidad y lo disfruto!

Suikinai Santos

 

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