¡Por fin libre!

buscaba el Espíritu Santo, el Espíritu Santo, una persona sociable,

Screen Shot 2017-10-31 at 10.58.46“Nací en un hogar católico. Físicamente y financieramente, éramos la familia perfecta; sin embargo, teníamos problemas espirituales muy serios. Mis padres tenían traumas de la niñez, y esto trajo división, adulterio, miedos y agresión en nuestra casa.

“Unas semanas antes de mi nacimiento, mi padre le pegó a mi madre, y yo nací muy frágil y con problemas respiratorios. En el intento de resolver la situación, mis padres me llevaron a un psíquico, que les aconsejó que ofrecieran dinero y objetos a una entidad para que permaneciera viva.

En nuestro vecindario, nos trataban como marginados, porque no éramos ricos como el resto de la comunidad. En el colegio, yo fui víctima de bullying. Nadie me aceptaba. En la búsqueda por mi felicidad, comencé a buscar el placer en las cosas mundanas.

Comencé a salir con malas compañías y a fumar cigarros, a irme de fiestas, siempre con amigos, novios, dinero y apasionada por la moda. Perdí mi personalidad por complacer a los demás y hasta comencé a robar.

A pesar de mis problemas internos, yo era graciosa, una persona sociable que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, aunque me apuñalaran por la espalda varias veces.

En mi interior me sentía vacía, triste y dolida. No podía encontrar la salida, lo que me llevó a contemplar el suicidio.

Un día me invitaron al UCKG. No estaba muy segura de si aceptar, pero sabía que había tocado fondo por lo que decidí ir. Me recibieron muy bien y, a medida que aprendía acerca de la fe, algo fuerte nació dentro de mi.

Desde el principio, me liberé de la trisyeza, de las malas costumbres, de la soledad y de algunos de mi miedos y traumas. Pero todavía no me había liberado del todo. Tenía una fe religiosa, y esto me impedía progresar. Sin embargo, en el UCKG, me guiaron hasta que adopté una fe inteligente, y como consecuencia me liberé completamente.

Entendí la importancia de la salvación, y que solo el Espíritu Santo podía salvarme y protegerme en este mundo. Comencé a participar de los propósitos y a ganar fuerzas porque estaba segura de que Dios estaba en control de todo. Después, anunciaron la Campaña de Israel. Dos días más tarde, fui al altar para hacer mi sacrificio, y ese mismo día, mientras buscaba el Espíritu Santo, lo recibí.”

Claudia Mesquita

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