¿Los hogares rotos generan personas quebrantadas?

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¿Los hogares rotos generan personas quebrantadas?Según las estadísticas recientes de la ONE (Oficina Nacional de Estadísticas), el 42% de los matrimonios en Inglaterra y Gales terminan en divorcio. Por lo tanto, es muy probable que usted alguien que conoce haya pasado por la separación de sus padres en algún momento de su vida.

Los hijos de padres divorciados pueden sufrir efectos negativos duraderos durante la infancia, como rebelarse o fracasar académicamente.Tendemos a pensar que ese tipo de heridas se curan con el tiempo; sin embargo, la investigadora y psicóloga Judith Wallerstein afirma que el mayor impacto del divorcio en los niños se produce en 15 a 25 años después del divorcio, especialmente cuando tienen una relación seria.

Diferentes estudios sugieren que las personas que han experimentado el trauma infantil de los padres que se divorcian están menos dispuestas a casarse por temor a que su matrimonio sufra la misma suerte.

Entonces, ¿los hogares rotos generan personas quebrantadas? No necesariamente, como lo mostrará la historia de Richard Campbell. Richard creció en un hogar destrozado y, a menudo, se sentía aislado e incomprendido. Sin embargo, decidió no convertirse en una estadística más.

“Fue difícil crecer en un hogar roto, sentí que nadie me entendía. En aquel entonces, los efectos psicológicos y emocionales que un hogar roto tiene en los niños no estaban tan bien documentados como en la actualidad. Simplemente me había convertido en otra estadística. Sentía resentimiento y lo que pensaba que era odio por mi madre. La culpaba por no entender lo que yo estaba pasando y debido a esto, creo que nuestra relación se vio gravemente afectada. Discutíamos constantemente y aunque sabía que la amaba y ella me amaba, en realidad nunca lo decíamos, porque cada vez que hablábamos era básicamente para discutir. Nos alejamos el uno del otro durante este tiempo.

Yo siempre estaba enojado, era como si cualquier cosa o cualquiera me irritara. Le contestaba bruscamente a las personas. Supongo que era por la manera que crecí. Solía decir muchas palabrotas y saltaba de una relación a otra. No tuve a nadie que me enseñara un ejemplo de un buen matrimonio o como ser un hombre respetable.”

Sin embargo, en ese momento la madre de Richard estaba asistiendo a la Iglesia Universal y él comenzó a notar algunos cambios en ella.

“Me di cuenta de que mi madre comenzó a evitar las discusiones que solíamos tener, algo que ella no solía hacer antes. Algún tiempo después de eso, se anunció una reunión especial similar al evento ‘Yo No’ y mi tía animó a mi madre para que me invitara. Teniendo en cuenta su cambio, acepté la invitación.

Fui al evento y me gustó mucho, así que seguí asistiendo a la iglesia. Lo principal que aprendí allí es la importancia del perdón, por lo que decidí dejar de lado mis rencores porque estaban empezando a ser perjudiciales incluso para mi salud. El punto de inflexión para mí fue cuando decidí priorizar a Dios. Aunque estaba tratando activamente de cambiar mi forma de ser antes de venir a la iglesia, siento que Dios me dio ese impulso final para cambiar. No fue fácil, trabajé duro para reconstruir la relación con mi madre haciendo cosas juntos. Pasar tiempo con ella fue crucial para que dejara de lado la hostilidad de cuando era más joven.”

Los sentimientos negativos se alimentan de los sentimientos negativos. Richard necesitaba romper ese círculo de negatividad para crecer. “Otra cosa que tenía que hacer era aislar a las personas en mi vida que me impedían avanzar. Algunas de esa personas guardaban rencores pero no estaban dispuestos a deshacerse de ellos.

En aquel momento, no estaba listo a comprometerme ni tampoco pensaba en comprometerme con alguien. Mi mentalidad no era tener una relación. Sin embargo, las reuniones de la Iglesia me ayudaron a lidiar con mis problemas profundamente arraigados y una vez que cambié, estaba listo para una relación. Venetia, mi esposa, llegó en el momento adecuado”. La pareja se conoció en el 2012, fueron novios y finalmente se casaron en el 2017.

Nuestra relación funciona porque aprendimos sobre la importancia de invertir en nuestra vida amorosa. Nos comprometemos y nos entendemos mutuamente. Nos esforzamos en demostrar que nos amamos, en lugar de solo decirlo.”

Hoy, Richard ha superado todas sus dificultades y vive una vida feliz, a pesar de las posibilidades que se acumulaban en su contra. Él es la prueba viviente de que solo porque tus padres están separados, no significa que no puedas ser feliz para siempre.

Richard Campbell

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