Esclavos con coronas 

nuestra propia vida, recibir el Espíritu Santo,

Esclavos con coronas 

Si te presentaran lo que parece ser una pintura o un reloj de pulsera ordinarios y te preguntaran si cambiarías tu casa por uno de estos artículos, ¿lo harías? La respuesta más probable sería “¡no!” Pero, ¿y si descubrieras que la pintura o el reloj “ordinario” cuesta millones? ¿Eso te haría cambiar de opinión?

Cuando se desconoce el verdadero valor de algo, solemos despreciarlo y lo consideramos insignificante o barato. Lamentablemente, lo mismo sucede con una cantidad de personas que han estado lidiando con lo que es espiritual. Se encogen de hombros ante el privilegio de recibir el Espíritu Santo y, en cambio, priorizan sus necesidades en esta vida y la conquista de las bendiciones materiales. Eso es simplemente porque no reconocen el verdadero valor de las bendiciones espirituales e insisten en tomar decisiones equivocadas que resultan en una vida muy inferior a la que Dios ha prometido para Sus hijos.

Jesús nos dejó una lección crucial durante la última cena, cuando Él, siendo Señor y Maestro, eligió humillarse y lavar los pies de sus siervos. Si el Señor de los señores tomó la posición de siervo, deberíamos hacer lo mismo por los demás. Sin embargo, el diablo ha cegado la comprensión de la gente de lo que realmente significa ser un siervo de Dios y es por eso que muchos lo rechazan. No pueden reconocer el valor de ser un siervo de Dios.

En esta vida, solo hay dos posiciones que podemos ocupar: elegir ser un siervo de Dios o tratar de ser el dueño de nuestra propia vida, convirtiéndonos en esclavos del mal. No hay otra opción disponible; Cualquiera que no sirva a Jesús verdaderamente es esclavo de Satanás.

El mundo está dominado por Satanás. Puede “dar” cosas a quien quiera, pero siempre hay una trampa: si da con una mano, seguramente quitará con la otra. Aquellos en este mundo que son vistos como “reyes” y que tienen todo lo que el dinero puede comprar, aún carecen de paz, se sienten deprimidos y les resulta difícil llegar al fin del día así el mundo esté a sus pies. Son esclavos con una corona; en realidad no viven, sino que simplemente sobreviven; y así sucede con todas las personas que se niegan a tomar el “asiento del siervo”.

Ahora tienes la verdad frente a ti y la oportunidad de tomar la decisión más importante de tu vida: ¿a quién elegirás como tu señor?

Obispo Alvaro Lima

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