¿Eres fiel en las buenas y en las malas?

a autoridad de Dios, momento de alabanza,

¿Eres fiel en las buenas y en las malas?

¿Te has dado cuenta que en el medio de adversidades, tendemos a ser fieles y obedientes a Dios cuando Lo escuchamos y hacemos Su voluntad? Sin embargo, después de conquistar una bendición o muchas bendiciones, tenemos la tendencia de olvidarnos de Dios… ¡Así es! Nos olvidamos de dónde nos sacó.

Esta fue una de las mayores preocupaciones de Dios en el pasado, y todavía le preocupa hoy. Incluso nos da un aviso riguroso acerca de esto en Su Palabra. “Cuídate de no olvidarte del Señor tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy” (Ver Deuteronomio 8:11)

El problema es que muchas personas comienzan a asumir que las bendiciones conquistadas son productos de sus experiencias, habilidades, etc. Ponen las bendiciones por encima del que bendice, y por eso proclaman la gloria para sí mismos.

Esto es exactamente lo que le sucedió a Gedeón. Todos sabemos que Gedeón era un hombre de fe. Tenía oídos para oír en el medio de la adversidad y obedeció a Dios en todo momento. Pero después de vencer, no permaneció fiel a Dios. Al principio Gedeón reconoció la autoridad de Dios sobre él, hasta mostró humildad. Pero, desafortunadamente, permitió que la vanidad y un momento de gloria cautivara su corazón. Desvió sus ojos del Altar al oro. (Ver Jueces 8: 22-27)

Su comportamiento se opuso totalmente al de Abraham. Abraham era fiel a Dios en momentos de adversidad y prosperidad. Después de derrotar a un ejército enorme y de obtener la victoria, reconoció que había sido la mano de Dios que le había dado tal victoria. Reconoció la señoría de Dios sobre él al dar el “diezmo de todo”. Los ojos de Abraham nunca se fijaron en el oro, sino en Dios, incluso cuando ansiaba actuar de manera diferente. Permitió, como es lo correcto, que el foco brillara sobre Dios. (Ver Génesis 14:18)

Dios no nos esconde los hechos malos y buenos de los patriarcas porque quiere que aprendamos de ellos y sigamos los ejemplos buenos. Entonces, ¿qué podemos aprender de ambos hombres? Dios quiere que tengamos “la fe de Abraham” porque la verdad es que somos propensos a enorgullecernos fácilmente. Un momento de alabanza puede desviarnos de nuestro camino si no tenemos cuidado. Por eso debemos vigilar y tener el temor de Dios en nuestro interior. Dios hasta permite que tengamos problemas para que no perdamos nuestra dependencia en Él. De hecho, quiere que seamos fieles en el medio de las aguas turbulentas y permanezcamos fieles en el medio de las aguas tranquilas. Y debido a Su amor sin fin por nosotros, no responde ciertas oraciones, para protegernos y que no perdamos nuestra salvación. Siempre y cuando Dios vea que nos apegamos a las cosas del mundo (título, puesto, cosas materiales, etc) Él no nos dará estas cosas para que no se conviertan en un obstáculo para nosotros. Por eso debemos esforzarnos en analizarnos diariamente y siempre darle todo el honor y la gloria al Único que lo merece.

Hoy, Dios nos llama la atención con esto y quiere que revisemos quienes somos: ¿Somos un Gedeón después de su victoria o somos un Abraham? Dios quiere que seamos grandes testimonios y usarnos para salvar almas, pero más que eso, no quiere que conquistemos el mundo y, como consecuencia, perdamos nuestra alma. 

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