"Perdí a alguien cercano de una manera trágica. Llevaba 14 días desaparecida antes de que la policía encontrara su cuerpo. A partir de ese momento, comencé a tener pesadillas en las que veía cadáveres. Eran tan inquietantes que temía irme a dormir por la noche. Además también fui víctima de la brujería, que me trajo otros problemas espirituales en mi vida. Me sentía muy deprimida y siempre estaba triste. El momento en que comencé a ver que las cosas cambiaron fue cuando analicé mi vida y dije: ¡Basta! Esto tiene que acabar’. En la Iglesia Universal aprendí a usar la oración como arma. Me dio la fuerza de voluntad para superar mi profunda tristeza. Pude superar mi trauma y hoy soy feliz, tengo paz y ya no tengo esas pesadillas. Todavía enfrento desafíos, pero ahora tengo la fuerza interior para superarlos".

Rita Fernandes

Las oraciones también me ayudaron mucho y pronto comencé a ver grandes cambios en mi forma de pensar. No fue un cambio de la noche a la mañana, pero finalmente pude reconstruir mi vida. Hoy tengo trabajo estable, ya no vivo en la calle y he recuperado mi vida y mi dignidad. Soy un voluntario activo en los proyectos de extensión de la Iglesia Universal, incluidos los Ángeles de la Noche, donde puedo ofrecer apoyo a quienes viven en condiciones similares a las que yo viví una vez. Estoy muy contento de poder ayudar a aquellos que están angustiados por los problemas de la vida.

João Manuel

Noté un ligero cambio en la forma de mi seno, luego sentí un bulto, rápidamente fui a ver a mi médico de cabecera y me confirmaron que tenía un bulto del tamaño de una pelota de golf. Después de una mamografía y una biopsia de emergencia, me dijeron que los resultados tardarían tres días. Estos tres días fueron los más largos de mi vida. Mi mundo se derrumbó cuando el médico dijo: ‘Tienes cáncer de mama’. Fue un shock muy grande, especialmente porque no hay antecedentes de cáncer de mama en mi familia. En ese momento, llevaba 15 años como miembro de la Iglesia Universal. Incluso cuando me sentía muy enferma después de las sesiones de quimioterapia, asistía a las reuniones y mi fe en Dios siempre me fortalecía. No quería operarme pero, después de hablar con uno de los consejeros espirituales, recordé la fe inteligente y que siempre debo seguir los consejos del médico. Con mi mente puesta en vencer esta enfermedad, decidí que el tratamiento contra el cáncer no me impediría estar activa. Afortunadamente, con una mentalidad fuerte, un equipo médico fantástico y mi fe, me dijeron que no necesitaría más quimioterapia y que solo necesitaba 3 semanas de radioterapia después de la cirugía. Hoy, estoy sana y vuelvo para crear conciencia sobre el cáncer de mama.

Pamela Carolan

En la Iglesia Universal pude reconstruir mi vida. Superé una relación abusiva, problemas de salud y dificultades financieras. Sobre todo, encontré la fuerza interior para enfrentar lo que la vida me depara, incluida la lucha para que mi hijo se liberara de sus malos hábitos. No vi un cambio de inmediato; tomó mucha perseverancia, pero nunca me di por vencida con él. Seguí creyendo que este cambio sucedería, tal como Dios me cambió a mí. Participaba en las oraciones y propósitos de fe para la familia y no perdía la fe en que vería un cambio. En nuestras conversaciones, apoyaba y aconsejaba a mi hijo. Con el tiempo, finalmente aceptó mi invitación para venir a la iglesia conmigo. En la iglesia también pudo recibir ayuda, orientación, reuniones, oraciones y se desahogó con los consejeros. Como resultado, ganó la fuerza para salir de ese estilo de vida de malos hábitos. No puedo agradecer lo suficiente a Dios por lo que ha hecho

Beverley Butler