Condenadas dudas

de esa manera, el sacrificio de Jesús, uno de los primeros,

woman hidding“Entonces dije: ¡Ay de mí porque perdido estoy!, pues soy hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, porque han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitos” Isaías 6: 5.

Como siempre, la duda se apareció. Isaías había acabado de tener esa asombrosa visión de Dios, algo magnífico que nadie había tenido, y en lugar de ponerse feliz, se asustó. Eso es lo que ocurre la mayoría de las veces con cualquier ser humano. Nuestra reacción no corresponde a lo que deberíamos sentir de verdad e, infelizmente, tiende a atraparnos.

El miedo es uno de los primeros a aparecer. Y con él, viene la duda… “¡Ay de mí! ¡Estoy perdido!” y después las “razones” que no tienen nada que ver: “pues soy hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito…”

Es por esa razón, que muchas personas no han tenido pleno acceso a lo que Dios les ha dado. Él te muestra claramente algo sublime, que es para transformarte y transfigurarte, y en lugar de correr hacia esa oportunidad, te aíslas.

Yo me pregunto y si los labios impuros de Isaías lo hiciesen indigno de ver a Dios, ¿qué es lo que estaba haciendo allí?

Así es, cuando se pregunta a la duda, eso es lo que acontece, ella es revelada.

Fíjate en lo que Dios le dijo a Isaías inmediatamente después de sentirse de esa manera:

“Y voló hacia mí uno de los serafines, trayendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas. Tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” Isaías 6:6 – 8.

Dios resolvió el problema de inmediato; al fin y al cabo Él no tiene tiempo para esas cosas, así como tampoco Sus planes. Hay tantas cosas por hacer que, ¡no hay tiempo para quedarse explicando ni intentando resolver dudas! Esa brasa viva es el sacrificio de Jesús, que para quien no lo “sabe” todavía, YA FUE HECHO, es decir, no necesitas preocuparte más si te lo mereces o no – Él ya lo estableció, ahora ¿hacer el qué? Ahora es el momento de expulsar esos miedos, esas dudas, esos recelos y hacer lo que se tiene que hacer.

Dios todavía está diciendo las mismas palabras “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”

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