Cuando El habla…

como las estrellas, la casa de su padre, un nuevo nombre, una nueva versión de la historia de su vida, una persona totalmente diferente,

Abraham in

Dios tuvo una visión. El quería crear una nación que glorificaría Su nombre para siempre. Una nación separada para que los demás vieran Su gloria y se volvieran a Él.

Pero como Dios es Espíritu, El tuvo que usar a un hombre para dar lugar a esta nación.

Eligió a Abraham.

¿Por qué Abraham? ¿Por qué no cualquier otro hombre en la faz de la tierra?

La simple respuesta es: Porque Abraham era sincero, fiel y sobre todo OBEDIENTE a la voz de Dios.

Dios le pidió a Abraham que sacrificara las cosas y las personas que el más amaba en su vida, y lo hizo.

Dejó la casa de su padre, sus amigos, su clan, etc. Para ir a una tierra que Dios le mostraría.

Así es, ¡una tierra que Dios le mostraría! Sin mapa, sin fotos, sin acuerdos escritos… solo ESCUCHό la promesa de Dios.

No vemos a Abraham dudando de Dios ni pidiéndole algún tipo de certeza de que la promesa sería cumplida. ¡Para nada!

¡El escuchó la voz de Dios y obedeció! Al fin y al cabo, ¿Cómo no vas a obedecer si escuchas la voz de Dios? ¡Es absolutamente imposible!

Más tarde, Dios le pidió que sacrificara a Isaac en el Monte Moriah. ¿Tenía algún tipo de sentido, humanamente hablando? Para nada. Dios le había prometido que la descendencia de Abraham sería tan numerosa como las estrellas, entonces, ¿Cómo sucedería eso si Isaac estaba muerto?

Pero Abraham escuchó la voz de Dios y obedeció OTRA VEZ. El siempre obedecía.

El creyó que si hubiera sacrificado a Isaac; Dios podía traerlo de vuelta a la vida.

Una fe increíble. Un hombre increíble. Un ejemplo increíble y, por supuesto, ¡un Dios increíble!

Cuando Dios llamó a Abram (así es, su nombre todavía era Abram), el tenía una esposa, bienes y una familia idólatra. Y su esposa era estéril, lo cual era una gran vergüenza durante esa época.

Después de escuchar la voz de Dios y OBEDECER  presentando sus sacrificios,  tuvo una nueva versión de la historia de su vida.

El tenía más bienes (bendiciones) que nunca, pero sobre todo el se convirtió en Abraham. Su nombre y su historia cambio totalmente.

Se volvió, no solo en el padre de Isaac, pero también de la nación de los creyentes que se ha esparcido por todo el mundo- aquellos que viven por la fe.

Ellos son las estrellas que Abraham vio aquella noche maravillosa cuando Dios le mostró cuantos descendientes tendría.

¿Eres tu uno de ellos?

¿Ya tu nombre ha cambiado? ¿Te has convertido en LA BENDICIÓN? Si te has convertido en una persona totalmente diferente, nacida de Dios, llena del Espíritu Santo y tienes la seguridad de tu salvación, entonces usa esta campaña del Monte Moriah para tomar posesión de tus bendiciones.

Sin embargo, si todavía no eres LA BENDICION, asegúrate de que usas esta Campaña para adquirir un nuevo nombre, ser una nueva persona, nacida de Dios y con un corazón totalmente diferente. Esta es la mayor bendición de todas: ¡ser LA BENDICION!

Por cierto, para que esto ocurra, necesitas hacer un sacrificio, y solo la voz de Dios te puede decir lo que es. Pero para ayudarte, déjame decirte algo: tu sacrificio no será fácil de dar y tampoco imposible de hacer.

Si El te está pidiendo es porque se puede dar, pero al mismo tiempo, si eso es difícil de dar, ¿Cómo puedes probar tu fe?

¿Qué es tu Isaac? Estoy seguro de que ya ha hablado contigo.

‘Aquel que tenga oídos para oír, que oiga.’

Que Dios te bendiga

Ob Celso Junior

 

 

 

 

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