difíciles de olvidar, la misma persona, por ti misma,
Hace un tiempo hablé un poco acerca de lo que me pasó cuando tenía 13 años de edad. A pesar de ser joven, y aunque los profesionales de esta área digan que la recuperación de un niño es más rápida que la de un adulto, las huellas que quedaron fueron difíciles de olvidar. Hay aquellos que dicen que esas huellas nunca se irán; sin embargo, puedo decir que encontrarás la fuerza para superarlas. ¡Yo lo superé!
Pero vamos a caminar juntas paso por paso por este trayecto; no quiero hacerte entender en una semana lo que me llevó años.
Hoy, quiero hablar del primer sentimiento que te da, quizás el que más dura; te sientes sucia, puede que suene mal, pero así es exactamente. No hay baño ni lágrimas que pueda limpiar el asco que sientes por ti misma, y el auto-rechazo comienza a crecer desde ahí. Emocionalmente, te sientes humillada y poca cosa – es como si hubieras perdido tu valor. ¿De verdad merece la pena vivir así?
Normalmente, yo digo que hay una marca en el calendario; como si desde ese día dejaras de vivir. La vida te ha estado llevando a cuestas. Te sientes fea, inepta, frustrada y te prohíbes a ti misma soñar. Cuando tienes el coraje de mirarte a ti misma en el espejo, rechazas lo que ves. Después el proceso de auto-destrucción comienza.
Pero ahora, para y piensa: Eres la misma personas de antes del abuso. No estoy hablando de tu exterior, de las marcas que cargas, sino de lo que hay en tu interior.
Yo, Rahab, hoy soy la misma chica que era antes de todo lo que sucedió. Tengo la misma alegría y belleza que tenía porque lo que sucedió no fue mi elección.
Nadie elige ser molestada o violada. Por lo tanto, deja de verte a ti misma fea y despreciable; en el fondo tu todavía eres la misma persona maravillosa, llena de vida, planes y sueños como antes. Las circunstancias te llevaron a cambiar, a encerrarte, a hacerte daño; sin embargo, esta semana quiero que rescates a aquel pequeño ser que habita en tu interior.
Permítete pensar en esta chica, esta joven maravillosa que vive en tu interior. ¡Ella todavía esta allí!
Con cariño,
Rahab
Post a Comment