Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas sufren trastornos de ansiedad. Pero, ¿qué es exactamente la ansiedad? El Diccionario Cambridge la define como “una sensación incómoda de nerviosismo o preocupación por algo que está sucediendo o podría suceder en el futuro”.
En algún momento de nuestras vidas, todos nos hemos visto rodeados de preocupaciones. A simple vista, las personas que nos rodean pueden parecer tranquilas y serenas, sonrientes, siguiendo sus rutinas y viviendo con normalidad. Pero detrás de esa apariencia exterior, puede haber un caos interior que solo la propia persona puede describir con certeza.
La preocupación no es solo un pensamiento fugaz que pasa por la mente. Si no se controla, puede convertirse en algo que nos quita las fuerzas y nos aísla de los demás. Muchas personas que sufren de preocupación describen vivir con miedo constante, noches de insomnio, inseguridad e incluso pánico.
¿Qué te preocupa?
Si bien las causas pueden variar de persona a persona, lo importante es qué podemos hacer al respecto.
La Biblia habla directamente sobre este tema. En Filipenses 4:6-7, leemos: ” Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.”
A primera vista, “no se afanen por nada” puede parecer más fácil decirlo que hacerlo. Pero el versículo no se detiene ahí; nos da el antídoto. En lugar de guardar nuestras preocupaciones para nosotros o confiar solo en amigos y familiares (por muy valiosos que sean), Dios nos invita a presentarle todo en oración.
Esa es la diferencia. Otros pueden ofrecer consuelo o incluso ayuda práctica, que es temporal, pero solo Dios puede brindar paz duradera. Incluso el mismo Señor Jesús experimentó un momento de profunda angustia al saber que estaba a punto de morir en la cruz. La Biblia dice que estaba tan angustiado que sudó sangre (Lucas 22:44). Sin embargo, en ese momento, nos mostró qué hacer: se retiró a orar. Derramó su corazón ante Dios.
Ese es también el camino a seguir para nosotros. Cuando oramos, entregamos nuestras cargas al Único que realmente puede resolverlas, y cuando las dejamos en sus manos, confiando en que Él las cuidará, la paz de Dios comienza a guardar nuestros corazones, incluso cuando las circunstancias no cambian de inmediato.
Si has pasado semanas, meses o incluso años intentando encontrar la paz por tu cuenta, solo para sentir alivio por un momento antes de que las preocupaciones regresen, quizás sea hora de hacer algo diferente.
Este viernes 22 de agosto, en la Iglesia Universal en español, tendremos una reunión especial como parte de nuestra cadena de oración de 13 Viernes Amarrando el Mal. Será un Día para Combatir tus Preocupaciones: una oportunidad para depositar tus preocupaciones en Dios y descubrir la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Fuentes:
https://dictionary.cambridge.org/dictionary/english/anxiety
https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/anxiety-disorders