Todos hemos pasado por eso: ese momento en que algo sucede y piensas: “Esto no está bien. No debería tener que aguantar esto”. Ese sentimiento se llama indignación. Es más que solo molestia, es una profunda resistencia a aceptar lo que se siente injusto.
¿Qué indigna a la gente hoy en día?
Para algunos, es el peso de las deudas. Para otros, es trabajar incansablemente sin avanzar, o sentirse atrapados en circunstancias que no reflejan su esfuerzo. Muchos se indignan por ser ignorados, maltratados o simplemente estancados.
No permitas que la indignación genere frustración, sino úsala como combustible que impulse la transformación, especialmente en tus finanzas.
La Biblia nos habla de Job, un hombre que sufrió profundamente. Sin embargo, contrario a lo que muchos pensaban, no sucumbió al dolor. En Job 23:2-4 leemos: “Aun hoy mi queja es rebelión; su mano es pesada no obstante mi gemido. ¡Quién me diera saber dónde encontrarle, para poder llegar hasta su trono! Expondría ante Él mi causa…”
Job no se quejaba simplemente; se negaba a aceptar su sufrimiento como el final de su historia. Anhelaba comparecer ante el Trono de Dios y defender su causa. Lo que Job no sabía era que Dios ya estaba observando, listo para intervenir en el momento oportuno.
En lugar de resignarnos a las deudas, la presión financiera o las situaciones que nos agobian, podemos usar la indignación para buscar un cambio.
Para quienes luchan con deudas de tarjetas de crédito, habrá una oración especial sobre ello. Es hora de creer que la libertad es posible.
La pregunta es: ¿Dejarás que la indignación se convierta en amargura o la usarás como combustible para transformar tus finanzas?
Prepárate para presentar tu caso ante Dios y deja que la indignación sea la clave que desbloquee la transformación.
Evento: El Clamor de los Indignados
Día y hora: Lunes a las 19:30 h (también a las 7:00 h, 12:00 h y 16:30 h)
Lugar: En la Iglesia Universal en español
