Las Heridas Invisibles Que Solo Dios Puede Sanar

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A nadie le gusta sentir dolor. Cuando nuestro cuerpo lo experimenta, a menudo nos angustiamos, pues las señales nos indican que algo en nuestro interior no está bien, advirtiéndonos que busquemos ayuda antes de que el problema empeore. La medicina moderna, con todos sus avances, es un apoyo esencial en estos momentos. Nos ayuda a aliviar el dolor, identificar su causa y tratar lo que yace bajo.

Sin embargo, no todo el dolor es físico. Algunas heridas se sienten en lo más profundo del alma: el dolor del rechazo, la culpa, la soledad, la profunda tristeza, el duelo y la pérdida, y muchas otras que solo quienes las experimentan comprenden verdaderamente. Estas heridas invisibles pueden ser igual de reales y, a menudo, mucho más duraderas que cualquier enfermedad física.

Muchas personas intentan ocultar este dolor distrayéndose o anestesiando sus sentimientos, pero el vacío permanece. Al igual que con el dolor físico, para resolver verdaderamente el problema, debemos abordar lo que subyace.

Cuando el dolor llega al alma, solo hay Uno que puede traer verdadera sanación: Dios. Solo Él conoce cada rincón del corazón humano. La Biblia lo describe como «sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas» (Salmo 147:3). Cuando le abrimos nuestro corazón, no solo nos ofrece consuelo, sino que también nos devuelve lo que hemos perdido: paz, fortaleza y esperanza.

Este es el propósito del Domingo de Todas las Almas, que se celebrará en todas las Iglesias Universal el 2 de noviembre. Será un encuentro especial para quienes sufren angustia, tristeza o cargas espirituales para las que no han encontrado consuelo. Aprenderán a poner el dolor de su alma en las manos de Dios y a descubrir la paz y la restauración que solo Él puede brindar.

Evento: Domingo de Todas las Almas
Día y hora: Domingo, 2 de noviembre a las 10:00h (también a las 7:30h y 18:00h)
Lugar: En la Iglesia Universal en español