Todos traemos nuestro propio bagaje emocional a las relaciones: historias, hábitos, creencias. Es como una maleta invisible que llevamos a todas partes. Por eso es tan importante conocernos a nosotros mismos primero y ser conscientes del bagaje emocional que la otra persona también pueda llevar.
Después de una ruptura, la gente suele decir: “Empecemos de cero”. Suena bien, ¿verdad? Pero la verdad es que es imposible. Ni siquiera tu primera relación empezó en una página en blanco. Desde la infancia, cada experiencia moldea cómo das y recibes amor.
El salmista David escribió: “He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre.” (Salmo 51:5). En otras palabras, desde el vientre materno, nuestro entorno empieza a influir en nosotros. Sin darnos cuenta, absorbemos patrones, tanto buenos como malos, que nos siguen en la vida adulta.
Algunas personas intentan tener una relación sin haber visto nunca un ejemplo positivo en casa. Empiezan relaciones sin saber cómo comportarse y, con demasiada frecuencia, repiten los mismos errores que una vez juraron no cometer.
Vivimos en una cultura que nos insta a “vivir el momento”, a mantener la calma y a evitar apegarnos demasiado. ¿El resultado? Las personas cargan con rencores y experiencias sin resolver, arrastrando una pesada maleta emocional de una relación a otra.
Si creciste viendo cómo se desmoronaba el matrimonio de tus padres, es fácil perder la fe en el amor. Con el tiempo, pensamientos defensivos como “el matrimonio nunca funciona” o “no puedes confiar en nadie” pueden afectar tus decisiones. Pero vivir a la defensiva no sana, solo retrasa el proceso.
Nuestra visión del amor está moldeada por nuestros padres, amigos, la cultura e incluso las redes sociales. A menos que desafiemos esas influencias, podemos caer en ciclos destructivos sin darnos cuenta.
Lo cierto es que nadie entra en una relación “limpio”. Todos cargamos con heridas, creencias y recuerdos del pasado que pueden afectar nuestra forma de relacionarnos con los demás. Si no los enfrentamos, el conflicto está casi garantizado. Frases como “nadie me dice qué hacer” o “le haré daño antes de que ella me lo haga a mí” pueden parecer protección, pero en realidad, es hablar del dolor, y el dolor no construye conexiones sanas.
Antes de amar a alguien, pregúntate:
Si no puedes responder “sí” a esta última pregunta, no estás listo para entregarte por completo al amor. Muchas personas pasan de una relación a otra intentando llenar un vacío interior, pero lo que realmente necesitan es sanar su interior.
Como dice la Biblia: “¿Quién hará algo limpio de lo inmundo? ¡Nadie!” (Job 14:4).
Cuando una relación nace del dolor, la necesidad o el trauma, a menudo produce aún más dolor. El amor verdadero debe crecer desde la plenitud, y la plenitud proviene de Dios.
No te precipites en ir a los brazos de alguien, corre primero hacia tu propia sanación. Atiende tus heridas, examina tus creencias y fortalece tu fe. Entonces, cuando estés listo, elegirás con paz, no con pánico.
Por eso te animamos a participar en la Terapia del Amor todos los jueves: un espacio para invertir en ti mismo y aprender los principios del amor inteligente. Tu pasado no se puede borrar, pero puedes aprender de él. Ninguna relación empieza desde cero, pero la tuya puede empezar más fuerte, más sabia y lista para perdurar.
Evento: Terapia del Amor
Día y hora: Todos los jueves a las 20:00h
Ubicación: La Catedral de los Milagros, Teatro Rainbow, 232 Seven Sisters Road, Finsbury Park, Londres, N4 3NX