La fe es más que escuchar, leer o memorizar versículos; se revela en la práctica. Así es como la Palabra de Dios verdaderamente transforma vidas.
En un mundo lleno de voces, opiniones y distracciones, una cosa permanece constante: la Palabra de Dios. No es solo un texto sagrado, es una invitación diaria a la transformación, y esta invitación no se limita al conocimiento o la lectura, sino a la experiencia.
Quienes participan en las reuniones de los miércoles en la Iglesia Universal lo saben bien. Estas reuniones no se tratan solo de leer textos, sino de comprender lo que Dios dice y ponerlo en práctica en la vida diaria.
Es posible conocer innumerables versículos, participar en reuniones o hablar de fe, y sin embargo no vivir conforme a lo que enseña la Palabra. Jesús mismo preguntó: “¿Y por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46).
La fe no se trata de elegir entre saber y hacer. De hecho, es el conocimiento de la Palabra de Dios lo que inspira la obediencia. Pero cuando el conocimiento se convierte en la meta, pierde su propósito, tal como les ocurrió a los religiosos de la época de Jesús, quienes sabían mucho pero no lo reconocieron.
En las reuniones de la Escuela de Fe, las personas descubren que la fe no es una teoría ni un sentimiento. Es una decisión práctica y racional. Por ejemplo, aprenden que el perdón no es solo una idea agradable, sino una elección diaria. Amar a Dios no se trata solo de cantar alabanzas; se trata de vivir con integridad, humildad y entrega.
Como nos recuerda el obispo Edir Macedo: «La fe inteligente no es una fe teórica. Es una fe que piensa, pero también actúa».
Quienes ponen en práctica la Palabra de Dios notan cambios que van mucho más allá de la superficie. Transforma pensamientos, reacciones y relaciones, no porque hayamos memorizado versículos, sino porque elegimos vivirlos.
Como dice Juan 13:17: «Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis». Esta es la clase de fe que ha guiado a millones de personas en todo el mundo: una fe que no se basa en palabras elocuentes, sino en acciones sencillas y sinceras inspiradas en las Escrituras.
Jesús comparó a quienes practican la Palabra con quienes construyen su casa sobre la roca: firmes, inquebrantables y preparados para cualquier tormenta (Mateo 7:24-25). Ese es el objetivo: una fe con cimientos, no solo una fachada.
El libro de Santiago enseña: «Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.…» (Santiago 1:22). La Palabra no fue dada simplemente para ser estudiada, fue dada para ser vivida. Cuando eso sucede, la fe deja de ser teoría y comienza a ser transformación.
Da el paso del conocimiento a la vida y únete a nosotros cada miércoles en nuestro Estudio Bíblico de la Escuela de Fe en la Iglesia Universal en español.
Evento: Estudio Bíblico de la Escuela de Fe
Día y hora: Miércoles a las 19:30 h (también a las 7:00 h, 12:00 h y 16:30 h)
Ubicación: En la Iglesia Universal en español