Imagina un lugar donde la paz nunca termina, la alegría abunda, cada sonrisa es sincera y te llenas de alegría. Ese es el Reino de Dios y la vida que Dios desea que experimentes.
¿Sabes que el Reino de Dios está abierto a todos? No hay restricciones basadas en tus antecedentes, lo que hayas hecho en tu pasado ni quién eres. Pero, aunque la puerta está abierta de par en par, no todos desean entrar permanentemente. ¿Por qué? Porque convertirse en ciudadano de este Reino implica dejar ciertas cosas atrás.
Piénsalo así: si te mudaras a un país completamente nuevo, ¿te llevarías todo de tu antiguo hogar? Probablemente no. Revisarías tus pertenencias, tomarías lo esencial y dejarías el resto para comenzar de nuevo.
Lo mismo ocurre cuando elegimos entrar al Reino de Dios. Necesitamos dejar ir lo que no agrada a Dios: rencores, mentiras, malos hábitos, egoísmo, orgullo, etc. Estas cosas simplemente no encajan en un lugar lleno de rectitud, paz y alegría.
Muchas personas tratan el Reino de Dios como un destino de vacaciones. Disfrutan breves momentos de “sol espiritual”: una buena reunión religiosa, una oración profunda, un momento de paz. Lo visitan, disfrutan de la experiencia, pero nunca se mudan del todo. Como quien regresa de vacaciones, dice: “Fue maravilloso”, pero no está del todo listo para dejar atrás su vida actual.
Sí, el Reino de Dios está lleno de bendiciones: matrimonios bendecidos, familias sólidas, prosperidad y plenitud. Pero aquí está el problema: aunque muchas personas desean las bendiciones, no están dispuestas a obedecer las leyes del Reino para obtenerlas. La verdadera ciudadanía implica un compromiso total. Significa obedecer la Palabra de Dios y seguir su guía en todas las áreas de la vida, no solo en las que estamos de acuerdo.
El Señor Jesús dijo: “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?». Y entonces les declararé: «Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad».” (Mateo 7:21-23).
Esto nos muestra que decir lo correcto, o incluso realizar grandes obras en nombre de Dios, no es suficiente. Lo que realmente importa es hacer la voluntad de Dios y vivir conforme a las leyes de su Reino.
Al igual que en el Reino Unido, donde obedecer la ley forma parte del disfrute de los derechos y la libertad de la ciudadanía, el Reino de Dios también tiene leyes, y esas leyes no son cargas, sino bendiciones. Conducen a la paz en el hogar y a la esperanza para el futuro.
Pero si ignoramos esas leyes y nos negamos a cambiar, ¿cómo podemos esperar recibir todas las bendiciones del Reino? Jesús mismo dijo: «Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» (Mateo 6:33).
Cuando verdaderamente buscas el Reino de Dios y vives según sus caminos, todo lo demás se acomodará.
La mejor noticia: Dios quiere que entres en su Reino. No necesitas pasaporte. No hay lista de espera ni se requiere visa.
Este domingo, en todas las Iglesias Universal del Reino Unido, celebraremos una reunión especial: «El Domingo de la Entrada en el Reino de Dios». Es un momento para quienes están cansados del estilo de vida del mundo y listos para entrar en algo más grande.
La pregunta es: ¿Estás listo para decir que sí?
Evento: Domingo de la Entrada en el Reino de Dios
Día y hora: Domingo 25 de mayo, 12:00 h (también a las 8:30h y 18:00h)
Lugar: En la Iglesia Universal en español
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