Dos Reinos, Dos Ciudadanías: ¿A Dónde Perteneces?

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Si vives en el Reino Unido, sabes lo que significa ser ciudadano: tienes ciertos derechos, beneficios y responsabilidades, como pagar tus impuestos y cumplir las leyes. Y no solo en Gran Bretaña, es así en todas partes. Sin importar de dónde vengas, ser ciudadano conlleva sus propios derechos y deberes.

Pero cuando miramos más allá del mundo físico y nos adentramos en el mundo espiritual, las cosas son un poco diferentes. Allí solo hay dos tipos de ciudadanía: perteneces al reino del mundo o al Reino de Dios.

Ahora, hablemos primero del reino del mundo. Vende la idea de libertad absoluta: vive como quieras, haz lo que te haga sentir bien, no le rindas cuentas a nadie. Suena atractivo, ¿verdad? Pero hay una trampa: tiene un precio. Tarde o temprano, las consecuencias de esas decisiones “libres” llegan a tu puerta. Luego vienen la decepción y la soledad, junto con la comprensión de que este mundo no te ofrece los finales felices que te prometieron.

En cambio, el Reino de Dios funciona de manera muy diferente. En el Reino de Dios, los derechos y beneficios son genuinos y, sí, hay obligaciones, pero no son cargas pesadas. Todo comienza con algo simple: la fe. Ese es el único “documento” que necesitas para convertirte en ciudadano de este Reino.

A través de la fe, obtienes acceso a cosas que el mundo no puede darte: milagros, sabiduría incalculable y una paz que no se desvanece en los momentos difíciles. Incluso tienes el privilegio de tener acceso directo a Dios en cualquier momento, de día o de noche.

Sin embargo, la fe no es solo decir: “Creo”. Es algo por lo que vives. Piensa en la Biblia como la constitución del Reino de Dios: establece los principios, valores y estilo de vida que se espera de sus ciudadanos. Cuanto más la sigues, más fuerte se vuelve tu fe.

A la mayoría de la gente no le gustan las reglas. Nos quejamos de cosas tan sencillas como las normas de tránsito, y mucho más de cualquier cosa que nos pida cambios o sacrificios. Por eso, lamentablemente, no todos forman parte del Reino de Dios. Muchos desean lo que este Reino ofrece: paz interior, una familia unida, alegría duradera, confianza en el futuro e incluso la vida eterna, pero no están dispuestos a comprometerse con ello.

Estos beneficios solo están disponibles en el Reino de Dios. El mundo en el que vivimos no puede ofrecérselos. Todo en el reino del mundo tiene un precio. Incluso la paz es algo que hay que perseguir. Lo peor de todo es que nada dura para siempre.

Si tienes curiosidad por saber más sobre el Reino de Dios, ¿por qué no dar un paso en esa dirección? Durante junio, visita la Iglesia Universal en español para aprender más sobre lo que significa pertenecer verdaderamente al Reino de Dios.

Evento: El Mes del Reino de Dios
Periodo: Durante todo el mes de junio
Ubicación: En la Iglesia Universal en español