Cuando Parece el Final, Podría Ser el Principio

Door with Wall

Todos enfrentamos momentos en los que las preocupaciones económicas nos dominan. Quizás perdiste tu trabajo, las facturas se acumulan o tu negocio lucha por mantenerse a flote. En esos momentos, solemos pensar: “Ya está, no hay salida”. Pero la historia de Moisés nos recuerda que cuando formamos parte del plan de Dios, ninguna pérdida, deuda ni dificultad puede detener lo que Él tiene preparado para nosotros.

En Éxodo, capítulo 2, Moisés nació en un momento de gran peligro. El faraón había ordenado que todos los bebés varones hebreos fueran asesinados. Sin otra opción, su madre lo colocó en una canasta y lo puso en el río. Para el ojo humano, parecía el final. Pero en las manos de Dios, fue el comienzo de algo más grande.

La hija del faraón encontró al bebé, sintió compasión y decidió criarlo como si fuera suyo. Sin darse cuenta, se convirtió en parte del plan de Dios. El mismo bebé que debería haberse perdido creció en un palacio, protegido y rodeado de riqueza y sabiduría.

Así es exactamente como Dios obra en nuestra vida financiera. Lo que parece el final podría ser solo el comienzo de algo nuevo. Quizás hayas perdido tu trabajo, pero esa pérdida podría impulsarte hacia la oportunidad que Él realmente tiene preparada para ti. Quizás una puerta se cerró, pero otra mucho mejor está a punto de abrirse.

De adulto, Moisés lo perdió todo. Tras cometer un error, huyó de Egipto y terminó en el desierto, trabajando como pastor. Del palacio al desierto, de la abundancia a la nada. Quizás tú mismo hayas sentido ese cambio. Una vez tuviste más que suficiente, pero ahora apenas sobrevives.

Pero fue en el desierto donde Moisés se encontró con Dios en la zarza ardiente. Fue en ese lugar de vacío donde descubrió su verdadero propósito. Dios usó esa etapa para prepararlo para algo mucho más grande de lo que podía imaginar.

De la misma manera, Dios puede usar tu “desierto” financiero para transformarte. Quizás Él te esté enseñando a administrar mejor tus recursos o a depender de Él, no solo del dinero. El desierto no es un castigo, es una preparación.

Moisés salió de Egipto solo, pero regresó con Dios y eso marcó la diferencia. Cuando pones a Dios al cuidado de tus finanzas, las cosas empiezan a cambiar. Obtienes paz donde antes había pánico, sabiduría donde había preocupación y favor donde había fracaso.

Dios puede abrir puertas que nadie más puede. Puede ofrecerte un nuevo trabajo, una idea de negocio o la oportunidad de una reunión que podría cambiarlo todo.

Moisés probablemente pensó que Dios solo lo ayudaría a proteger a su familia, pero el plan era mucho más grande: liberar a toda una nación. De la misma manera, el plan de Dios para tus finanzas no se trata solo de pagar cuentas, sino de tener un propósito. Él quiere bendecirte para que puedas bendecir a otros, apoyar su obra y demostrar que incluso en un mundo lleno de dificultades, su pueblo puede prosperar.

Puede que estés atravesando tu peor momento financiero, pero no pierdas la fe. El mismo Dios que rescató a Moisés del río y lo encontró en el desierto puede encontrarte justo donde estás. Sus promesas no han cambiado y su tiempo siempre es perfecto.

Únete a las Reuniones de Prosperidad con Dios y participa en el segundo clamor para la caída de las murallas. Creamos juntos que toda muralla financiera —deuda, dificultad o retraso— caerá.

Evento: Segundo Clamor para la Caída de las Murallas
Día y hora: Lunes 13 de octubre a las 19:30h (también a las 07:00h, 12:00 h y 16:30 h)
Ubicación: En la Iglesia Universal en español