Imagina si las palabras que leemos en los libros pudieran cobrar vida y hacerse realidad. ¿Qué tan increíble sería si las ideas que nos inspiran y las lecciones que nos conmueven pudieran tomar forma ante nuestros ojos? ¿Y si te dijéramos que hay un libro que lo hace realmente posible?
La Biblia no es solo otra obra literaria. Sus palabras tienen el poder de manifestarse y transformarse en acciones extraordinarias. Millones de personas en todo el mundo que han experimentado este poder en sus vidas son testimonio vivo de esta verdad.
Más que un texto sagrado, la Biblia es una invitación diaria a la transformación. Sin embargo, esta invitación va más allá del mero conocimiento o la lectura. El verdadero cambio requiere comprender lo que Dios dice a través de su Palabra y ponerlo en práctica en nuestra vida diaria.
Es posible memorizar cientos de versículos e incluso hablar de fe, y aun así no vivir conforme a lo escrito. El Señor Jesús mismo preguntó: “¿Y por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46).
Cuando se trata de practicar la fe, saber y hacer no son opuestos; de hecho, el verdadero conocimiento de la Palabra conduce naturalmente a la obediencia. Pero cuando el conocimiento se convierte en un fin en sí mismo, pierde su significado, al igual que los líderes religiosos en tiempos de Jesús, quienes sabían mucho, pero no lo reconocieron.
Quienes ponen en práctica la Palabra de Dios experimentan resultados que van mucho más allá de lo que los ojos pueden ver. La transformación ocurre tanto interna como externamente, en pensamientos, acciones y relaciones. Este cambio ocurre no porque memorizaron versículos, sino porque eligieron vivirlos.
Jesús comparó a quienes practican la Palabra con una persona que construye su casa sobre una roca: sólida, inquebrantable y lista para cualquier tormenta (ver Mateo 7:24-25). Este es el objetivo: una fe sólida construida sobre un cimiento sólido, no solo en una apariencia externa.
En la Iglesia Universal, celebramos reuniones diarias enfocados en diversas áreas de la vida: finanzas, salud, sanidad interior, familia y más. Cada una de estas reuniones comparte un propósito común: enseñar a poner la fe en acción con base en la Palabra de Dios.
Así como la Biblia ofrece innumerables ejemplos de cómo la fe se puede aplicar en diferentes aspectos de la vida, tú también puedes aprender a aplicarla eficazmente a tu propia situación. Sean cuales sean tus circunstancias, te invitamos a tomar la Palabra de Dios de la página: vivirla, actuar en consecuencia y ser testigo de resultados que nacen de una fe viva y práctica.
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