Al acercarnos al final del Ayuno de Daniel, muchos están llenos de expectativas, especialmente aquellos que buscan el bautismo con el Espíritu Santo. Pero quizás, a pesar de todos tus esfuerzos, aún no lo has recibido, y eso puede ser desalentador. Si te encuentras en esa situación ahora mismo, no te desanimes. Este mensaje es para ti.
La Palabra de Dios promete: « Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.» (Jeremías 29:13).
Estas no son solo palabras; es una promesa directa y garantizada. Sin embargo, ten en cuenta que hay una condición: «con todo tu corazón». En otras palabras, recibir el Espíritu Santo requiere todo lo que tienes: tu entrega total, fe y perseverancia.
Buscar con todo tu corazón significa poner todas tus fuerzas, priorizando tu relación con Dios por encima de todo lo demás. Significa eliminar no solo las distracciones, sino también las dudas, los miedos y las excusas. Se trata de acercarte a Dios no como alguien que busca una recompensa, sino como alguien que realmente reconoce su profunda necesidad de Él.
Mantente enfocado, no frustrado.
Es importante no comparar tu camino con el de nadie más. El Ayuno de Daniel no es una carrera ni una competencia. Es una oportunidad para que todos nos acerquemos a nuestro Creador. Dios ve tu sinceridad, arrepentimiento y sed, así que no dejes que la impaciencia, la comparación o los sentimientos de indignidad te distraigan.
En cambio, aprovecha este último tramo del Ayuno para intensificar tu comunión con el Señor y descubrir qué necesitas entregarle aún. Quizás lo que te falta es algo simple, como soltar un sentimiento o comportamiento.
Si ya sabes qué es esto, pero has estado posponiendo tu entrega, elimina ese obstáculo de tu camino. Si no estás seguro, pídele a Dios que te lo revele y ábrete a escuchar su guía.
Mantente enfocado y, sobre todo, cree. Cuando realmente lo entregas todo, sin reservarte nada, Él honrará tu fe. Al fin y al cabo, como ya hemos dicho, ¡es una promesa!
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