¿Recuerdas aquellos días de infancia en los que, si alguien insultaba a tu madre o a tu familia, salías en su defensa sin dudarlo? ¿Cuándo defendías con fiereza a tu mejor amigo? Sabiendo que nunca lo traicionarías; lo respaldabas pase lo que pasara. Tal vez defendiste a un hermano en un momento difícil, o tal vez alguien te defendió, protegiéndote del acoso, calmando un conflicto o simplemente estando ahí cuando más lo necesitabas.
Esos momentos no se trataban solo de lealtad; se trataban de amor, de apoyarte cuando realmente importaba.
Para muchos de nosotros, ese instinto de proteger a quienes amamos es natural. Sin embargo, a medida que envejecemos y la vida se vuelve más ajetreada, ese impulso puede desvanecerse. Nos vemos atrapados en el trabajo, las responsabilidades y las metas personales. Sin embargo, la necesidad persiste y ahora más que nunca, estamos llamados a luchar espiritualmente por nuestros seres queridos.
La Biblia dice en Ezequiel 22:30: “Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé.”
Hoy, Dios busca personas dispuestas a luchar, no con puños ni palabras, sino en oración. Personas dispuestas a poner a sus familias ante Dios e interceder por sus seres queridos.
Puede que no veamos el mundo espiritual con nuestros ojos físicos, pero si pudiéramos, presenciaríamos una batalla muy real: una que busca alejar a nuestras familias de la fe, del propósito y de Dios.
Quizás alguien oró por ti y has tenido el privilegio de ver lo que la fe puede hacer. Ese mismo poder también puede tocar la vida de tus familiares.
Cuando compartimos el mensaje de Jesús, asumimos una responsabilidad que va más allá de simplemente hablar de la salvación, sino de luchar por ella en la vida de otros a través de la oración y la intercesión. Si has llegado hasta aquí, toma esto como una señal: Tú eres el intercesor.
Acompáñanos a las 12:00h en una poderosa reunión de Viernes Santo: «Mi Familia al Pie de la Cruz». Ese día, invita a tu familia a participar en esta reunión especial de Viernes Santo contigo o, si no pueden venir, anota los nombres de tu familia. Tráelos ante Dios para que pongan sus nombres al pie de la cruz, el lugar donde comienza la transformación. Así como tú tuviste un encuentro con Dios, ellos también pueden.
No se trata solo de que tu familia encuentre éxito o estabilidad en la vida. Se trata de que entren en la presencia de Dios y encuentren la salvación.
Evento: Mi Familia al Pie de la Cruz
Día y hora: Viernes, 18 de abril, a las 12:00 h
Ubicación: En la Iglesia Universal en español