El amor verdadero e inteligente requiere paciencia: la capacidad de esperar, perseverar y dar tiempo para crecer. En un mundo que glorifica los resultados inmediatos, muchas personas esperan que las relaciones funcionen de la misma manera: con soluciones rápidas, química instantánea y resultados inmediatos. Pero la realidad es que el amor duradero no sigue este patrón.
Si tienes una relación, es fundamental reconocer que tu pareja es un proyecto en desarrollo, al igual que tú. Ser paciente significa darle tiempo para crecer y superar sus dificultades en lugar de exigir la perfección de inmediato. La paciencia ayuda a evitar que las pequeñas irritaciones se conviertan en conflictos innecesarios y permite el perdón y la comprensión.
Sin embargo, también es crucial no confundir la paciencia con la tolerancia ante comportamientos inaceptables. Si bien la paciencia permite el cambio y el crecimiento, nunca debe usarse como excusa para soportar acciones dañinas o situaciones que vulneren el respeto y el amor.
En el caso de las personas solteras, muchas se apresuran a entablar relaciones y renuncian a valores importantes por miedo a la soledad o por no querer esperar. En estos casos, la paciencia es especialmente importante. Te permite invertir en tu crecimiento personal mientras esperas a la persona adecuada, en lugar de conformarte con la equivocada.
La Biblia destaca la paciencia como uno de los frutos del Espíritu (ver Gálatas 5:22), mostrando que no es solo una virtud humana, sino una cualidad divina que estamos llamados a cultivar. Las Sagradas Escrituras también nos enseñan que el verdadero amor “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13:7).
En el Love Walk, la paciencia se practica de una manera sencilla pero poderosa: caminando despacio y caminando juntos. Este ejercicio enfatiza la atención, escuchar sin prisas y dedicar tiempo de calidad a la persona que tienes a tu lado. Para las parejas, esto puede profundizar su vínculo; para las personas solteras, puede crear espacio para la claridad y el descubrimiento genuino.
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