Algo difícil

fue muy bueno para mi, puede durar mucho tiempo,

mulher-inAmigas, ¿Quieren saber cuál es una de las cosas más difíciles que existe?

Oír la verdad.

Sinceramente, eso no es para cualquiera. Es necesario tener estructura, espiritualidad y humildad suficiente para oír determinadas verdades.

Está muy bien dicho cuando se dice que la verdad duele…Y, es eso mismo; ella duele demasiado. Sin embargo, eso no quiere decir que sea algo malo – al contrario.

¿Sabes cuando alguien te dice algo que duele y parece como si te fueran a cortar al medio, pero en el fondo sabes que aquella persona tiene razón?

¿Ya te sucedió eso alguna vez?

Y, ¿Te acuerdas cuál fue tu reacción?

¿Cómo reaccionaste?

Pues sí. La reacción es lo que cuenta y lo que realmente importa. ¿Te quedaste enojada con la persona? ¿Ofendida? Peor todavía, ¿Guardaste rencor?

Amiga, si no somos suficientemente humildes para aceptar las verdades; entonces, ¿Cómo podemos madurar? ¿Cómo podemos pensar en matrimonio? Pues, puedes estar segura que tu marido no va a vacilar ni un poco cuando tenga que decirte ciertas verdades. Y, ahí. ¿Tu vas a quedarte con rencor de él también?

Vean bien: no estoy diciendo que no va a doler o que no nos quedaremos tristes sino que esa tristeza tiene que ser con nosotras mismas – y no puede durar mucho tiempo tampoco.

Cierta vez mi marido me dijo: “¡Tu eres muy orgullosa!” Aquello fue terrible para mi. Era un pensamiento atrás de otro…Primero, me quedé con rabia porque creí que era absurdo lo que me había dicho. ¡Yo! ¿Orgullosa? Después, me quedé destrozada por lo que él pensaba de mi. ¡Qué monstruo que es! pensé. Luego, me arrodillé y lloré hasta que me dolió la garganta…Mi esposo tenía razón. ¡Como dolió admitir y encarar la verdad! Me sentí como si no valiera nada y humillada. Pero, eso fue muy bueno para mi.

Analízate a ti misma. Fíjate si has encarado las “verdades” en tu vida o en tu relación de manera correcta. ¡Déjate de engañar! Si encarar la verdad significa ir al final de la fila, entonces ve al final de la fila. Recomienza en la fe. Corrige tus errores. Después de todo, nadie es perfecto. Pero, como es horrible tener que pagar un precio tan alto por algo que podrías haber evitado si apenas hubieras aceptado las verdades.

Fernanda Bezerra

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