Un devastador terremoto de magnitud 6,9 azotó la isla central de Cebú, en Filipinas, dejando al menos 69 muertos y cientos de heridos. Esta tragedia se produce pocos días después de que el país fuera azotado por dos potentes tifones que se cobraron la vida de más de 20 personas.
Lamentablemente, Filipinas es uno de los países más propensos del mundo a desastres naturales. Ubicado en el “Anillo de Fuego”, experimenta terremotos y erupciones volcánicas con frecuencia.
En momentos como estos, muchos se preguntan: ¿Hay un significado espiritual detrás de estos eventos?
En el Evangelio de Marcos 13:8, Jesús dijo: “…Y habrá terremotos en diversos lugares; y habrá hambres. Esto solo es el comienzo de dolores”.
Cuando Jesús habló de las señales del fin de los tiempos, su propósito no era asustar a nadie, sino llamarnos a estar espiritualmente preparados. Nos recordó que las señales siempre indican algo. Cuanto más presenciamos estos eventos, más debemos prestar atención a su significado.
Estas señales apuntan a algo mayor: el fin de este mundo y, sobre todo, el regreso de nuestro Señor Jesucristo.
El terremoto en Filipinas nos recuerda la fragilidad de la vida. Nadie puede predecir cuándo ocurrirá un desastre. Lo que realmente importa no es cómo podemos evitar tales eventos, sino si nuestras almas están listas para la eternidad y si estamos espiritualmente preparados para lo que está por venir.
Como dijo Jesús mismo, debemos estar alerta y aprender de sus palabras. Para comprender mejor, lee Mateo 24, donde Jesús ofrece explicaciones detalladas de estas señales.
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Fuente: https://www.bbc.co.uk/news/articles/ced5pyjzej3o
