La vida de George Müller es tan inspiradora hoy como lo fue en el siglo XIX. No fue solo un predicador del Evangelio, sino un hombre que puso en práctica su fe de maneras extraordinarias. Conocido por cuidar a miles de huérfanos y confiar en Dios para cada necesidad, su testimonio aún nos motiva a vivir una evangelización basada en la oración, la perseverancia y la total dependencia de Dios.
Aquí hay siete principios de su vida que pueden moldear la manera en que compartimos el Evangelio hoy:
Müller confiaba en Dios para absolutamente todo, incluso el pan de cada día en las mesas de los huérfanos bajo su cuidado. Esa dependencia incondicional es un estímulo para cualquiera que busque compartir el Evangelio.
Convirtió cada desafío en un motivo de oración y fue testigo de cómo se abrían puertas y se obraban milagros.
Müller no se basó en opiniones humanas, sino que se mantuvo firme en la Biblia como fundamento de cada decisión.
A pesar de la enorme responsabilidad de cuidar a miles de huérfanos, Müller nunca descuidó la predicación del Evangelio.
Enfrentó crisis, críticas y falta de recursos, pero nunca se rindió; un ejemplo para no detenerse, incluso en las dificultades.
Usó todo lo que tenía para el Reino de Dios, demostrando que un evangelista debe servir sin apego a las cosas materiales.
Su obra y legado siguen influyendo vidas hasta el día de hoy. Prueba de que el trabajo realizado para Dios nunca es en vano.
Ahora es tu turno
El ejemplo de George Müller no es solo histórico, es un llamado a la acción. ¿Orarás más, confiarás más y actuarás con más valentía en la fe? El mismo Dios que lo sostuvo está contigo hoy.
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