Secretos de la infancia

Secretos de la infancia Desde mi infancia, algo me decía que yo no era hija de mis padres pero de una fuerza negativa a la que fui ofrecida cuando estaba en el vientre de mi madre.

Aquella voz me acompañó durante toda mi infancia y mi adolescencia. Me llevó a tomar muchas decisiones equivocadas, con graves consecuencias y fuera de lo normal para una niña de mi edad. Entre los cinco y siete años de edad, yo ya estaba interesada en las mismas cosas que una adolescente.

Algunos de los empleados de mi padre me tocaban mis partes íntimas, y yo, aceptando el consejo de aquella voz, pensaba que eso era bueno. Poco después, comencé a tener relaciones con un miembro de mi familia. Todo empezó con un juego, y yo ya no sabía lo que estaba bien y lo que no, solo le correspondía. A cierta altura, empezó a darme asco lo que hacía, pero él me obligaba a quedarme quieta y hacía lo que quería de mi.

A los 12 años recibí la noticia que me robaría mi infancia de una vez y para siempre, me quedé embarazada. Me desesperé, me entristecí e intenté suicidarme dos veces. Una vez con una cuerda y otra con un arma. Fue algo chocante para toda mi familia ya que una chica embarazada a los 16 años no era algo común. Fui avergonzada y humillada por vecinos y conocidos.

Me acuerdo que nos alimentábamos con harina de trigo tostada y leche de cabra, eso fue lo que nos salvó de morir de hambre. Al ver aquella situación, decidí abandonar a mi hijo y trabajar en la ciudad donde me envolví en las drogas y llegué a ser amante de un traficante. En busca de una vida mejor, fuí a pedir ayuda a los brujos.

Me acordé que fue exactamente lo que mi madre hizo cuando buscaba ayuda para uno de mis hermanos que sufría con problemas espirituales porque decía que veía a un hombre corriendo detrás de él. Aún sabiendo que no traía nigún resultado porque él había muerto, yo hacía varios trabajos pero mi vida solo empeoraba.

Llegué a presenciar muertes de parejas, no dormía bien por las noches, me despertaba con dolores por todo mi cuerpo como si me hubieran golpeado y un día, uno de los deomonios me dijo que acabaría conmigo. Con miedo, traté de refugiarme en una denominación donde no fui aceptada porque de aquella me vestía como un hombre.

Yo quería cambiar de vida pero la muerte me perseguía. Era traficante y quería matarme, y en casa, mi novio era un hombre temido en muchos lugares. Él me golpeaba todos los días con un látigo. Me quedaba con manchas rojas y, a veces, con heridas hasta mostrar la carne viva, también fui apuñalada.

Con todo esto, intenté suicidarme una vez más, me tomé varias pastillas y drogas al mismo tiempo, pero no pasó nada. Mientras tanto, a mi novio lo metieron en la cárcel y cuando salió decía que quería cambiar. Su hermando nos llevó al Centro de Ayuda y ambos comenzamos a participar de las reuniones. Tuvimos una hija y cambiaron algunas cosas.

En realidad, de aquella ninguno de nosotos se entregó totalmente a Dios y por eso no vimos muchos cambios. ¨Él acabó dejando el Centro de Ayuda pero yo continué en busca de la transformación de mi vida. En cada reunión que participaba, ganaba fuerzas para luchar contra los miedos que enfrentaba diariamente.

A partir del momento que decidí confiar en las enseñanzas del Centro de Ayuda y entendí lo que realmente era una entrega total, mi vida cambió. Ya no consumo drogas ni ando en malas compañías. Muchas cosas cambiaron en mi y en mi familia también.

Hoy tengo paz y alegría, mi felicidad es transmisible a cualquier persona que me rodea. Ana Da Silva

Deixe um comentário