Recuperé mi poder

mi pensamiento positivo, una familia feliz,

Recuperé mi poder

Sheila Pemberton tenía una vida “perfecta”; una familia feliz estudiaba en la universidad y también estaba en una r elación de 6 años. Sin embargo, sus sueños pronto se vinieron abajo. “No me faltaba nada, pero de repente, mi sueño se convirtió en una pesadilla. Mi novio me dijo ‘ya no quiero estar contigo’ y fue como si mi mundo se derrumbara. Perdí mi poder y dejé de creer en mis sueños. La ciudad en la que vivía en Brasil era muy pequeña y todos sabían lo que me había sucedido. Me sentí como un fracaso.

Pensé que si me mudaba al Reino Unido resolvería mi problema, pero las cosas empeoraron. No podía hablar el idioma y no tenía suficiente dinero para sobrevivir. Comencé a trabajar como limpiadora aunque había estudiado derecho en Brasil durante 5 años. Mi vida era tan solo un ciclo, sin dirección ninguna. Me vi sentada en un parque en el centro de Londres llorando. Estaba perdida, pero no quería decírselo a nadie en Brasil porque no quería informarles de otro fracaso.

Un día, estaba pasando por la Iglesia Universal y decidí entrar. Allí hablé con uno de los asesores sobre todos mis problemas. Me dijeron que tenía que trabajar en ellos uno por uno, comenzando primero conmigo misma. No fue fácil, sin embargo, seguí asistiendo a las reuniones y eventos como el Día de Poder y empecé a ser más positiva. Comencé a creer nuevamente en mis sueños y pude lograrlos. ¡Recuperé mi poder!

Poco a poco, mi vida empezó a cambiar. Decidí perdonar a mi ex novio y, como resultado, el dolor que sentía en mi interior comenzó a desaparecer. Gané fuerzas de Dios para enfrentar todos mis problemas. Con mi nueva confianza, comencé a aprender el idioma y a solicitar empleo. Antes de ir a las entrevistas, me ungía con el aceite bendito que se da en la iglesia como una manera de centrar mi pensamiento positivo.

En el día de hoy, trabajo en el campo legal como lo había estudiado en Brasil, estoy felizmente casada y tenemos una hija. Ahora vivo cerca del parque donde había llorado aquella vez en el centro de Londres, cerca del Palacio de Buckingham. Realmente no me falta nada. No fue un trayecto fácil, pero valió la pena. Hoy, finalmente tengo la vida que siempre soñé.’

Sheila Pemberton

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