¿Qué haces cuando ya no aguantas más?

de manera diferente, usar la fe con inteligencia,

¿Qué haces cuando ya no aguantas más?Cuando muchos se enfrentan a problemas, dejan de creer en Dios e incluso lo culpan por el estado en que se encuentran sus vidas. ¿Pero es Él el verdadero culpable? Mónica Da Silva dudaba de Dios por toda la violencia que presenció en su hogar, pero hoy le agradece por transformar no solo su vida sino también la de su familia.

“El hogar parecía más un campo de batalla que un refugio seguro. Había discusiones y violencia constantes, esto trajo sentimientos tan conflictivos dentro de mí que odiaba estar con mi familia. Por ejemplo, recuerdo sentir un temor absoluto mientras permanecía indefensa al ver a mi padre biológico tratando de estrangular a mi madre. No recuerdo qué provocó la pelea, pero sí recuerdo el pánico paralizante ante la idea de que se mataran delante mía.

Eventos como este alimentaron el odio que parecía crecer dentro de mí día a día. Amaba a mi familia pero los despreciaba al mismo tiempo. Me sentía abrumada y estresada. Por dentro parecía como si me estuviera sofocando, pero para el mundo exterior, siempre estaba dispuesta a pasar un buen rato.

Nadie se hubiera imaginado que yo tuviera estos pensamientos tan distorsionados de incendiar la casa familiar ni que mi sonrisa era una máscara para ocultar mi sufrimiento. A nadie le importaba si vivía o moría, ¿qué sentido tenía todo esto? Oh, así lo creía ¡A Dios le importaba y quería cambiar mi vida! Cuando escuché estas palabras en un programa de televisión de la Iglesia Universal, no lo creía. La gente compartía historias de transformación de vidas, las cuales, a mí me parecían demasiado buenas como para ser verdad. A pesar de este escepticismo, me intrigaba. En realidad, toda mi familia estaba intrigada.

Pasó un tiempo antes de que fuéramos a la iglesia pero cuando por fin fuimos se convirtió en algo frecuente. Siempre salimos de allí sintiéndonos de manera diferente; algo allí nos hace sentir bien. Sin embargo, me costaba aceptar que el cambio pudiera ser tan fácil. Mi mente estaba llena de inseguridades y dudas sobre Dios. ¿Por qué hizo que sucedieran todas estas cosas malas? Me costaba desahogarme con los asesores espirituales. Me sentía impotente y no podía confiar en nadie.

Llegó un momento en que no soportaba ir tan solo a la iglesia, escuchar la transformación de vida de otras personas y saber que Dios también podía cambiar la mía, pero todavía me sentía igual por dentro. Finalmente decidí desahogarme con alguien y sentí que me había quitado una carga pesada sobre los hombros. No me sentí juzgada, lo cual me sorprendió.

Las reuniones de limpieza espiritual de los viernes me ayudaron bastante. Participar en estas reuniones fue como si mi mente y mi corazón se limpiaran de cada pensamiento y sentimiento oscuro que guardaba por dentro. Esa es la única forma en la que lo puedo explicar. Las oraciones y las enseñanzas eran exactamente lo que necesitaba. Aprendí a luchar contra los malos pensamientos, poner mis emociones a un lado y lidiar con los hechos. Comprendí que las emociones son a menudo impredecibles y alimentadas por lo que sea que esté sucediendo en ese instante. Cuando tomamos decisiones impulsivas basadas en nuestras emociones, el resultado es un desastre. Llegar a esta conclusión me hizo ver que no es Dios quien hace que nos sucedan cosas malas, sino que, la mayoría de las veces son nuestros propios juicios erróneos y malas decisiones las que nos meten en problemas.

Con esto pude entender el significado de la “fe inteligente”. Lo escuché mucho en las reuniones, pero nunca caí en la cuenta hasta entonces. Significa usar la fe con inteligencia en lugar de las emociones. Esta fe me hizo comprender que el odio por mi papá solo me estaba lastimando a mi, así que tuve que perdonarlo. Definitivamente fue un ran reto para mí, pero me alero de haber perseverado porque con el tiempo, mi mentalidad cambió. Muchos cambios trayecto de encontrarme a mí misma y hoy, hablar sobre mi pasado ya no me deprime. Tengo una mentalidad fuerte, paz, visión para mi futuro y la confianza que no tenía antes, y no hubiera podido lograr esto sin Dios. Lo más hermoso de esto es que, esta transformación no solo ocurrió dentro de mí, se extendió a toda mi familia. Supono que esas historias demasiado buenas como para ser ciertas que escuché hace años eran reales después de todo, porque hoy soy una de ellas.”

Monica Da Silva

¿Te sientes sobrecargado? ¿Por qué no participas de nuestras reuniones de limpieza espiritual los viernes para recibir guía sobre cómo luchar y superar la negatividad? Alternativamente, puedes llamar a nuestra línea de atención las 24 horas al 020 7686 6048.

Deixe um comentário