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La vida amorosa de Robert Harriot antes de venir al Centro de Ayuda UcKG era muy inconsistente. No respetaba a las mujeres y se acostaba con varias, como si el amor fuera un juego.
Solía ver tanta pornografía que me de las mujeres. Sin embargo, las cosas empezaron a cambiar cuando mis padres me invitaron al Centro de Ayuda UCKG. Encontré los mensajes muy interesantes. Nunca había escuchado enseñanzas tan impactantes en ningún otro lugar. Me intrigó y quería aprender más y más, así que seguí asistiendo. Poco a poco, comencé a ver cambios en mí mismo, por ejemplo, el deseo de ver pornografía se desvaneció. Mi mente se volvió más clara y más fuerte.
Para cambiar el estado de mi vida amorosa y la forma en que la veía, también comencé a asistir a las reuniones de la “Terapia del amor” todos los jueves. Allí, aprendí que tenía que trabajar en mí mismo y en mi relación con Dios antes de poder tener una relación con una mujer. Cuando comencé a acercarme más a Dios, Él comenzó a limpiar mi corazón y mi mente. Dejé de guiar mi vida amorosa con mis propios medios y puse a Dios al mando. Confié en Él completamente.
Una cosa en particular que escuché en el Centro De Ayuda UCKG y se me quedó grabado, fue ser persistente y saber siempre que Dios está conmigo en todo lo que hago.
A pesar de que fue difícil cambiar y deshacerme de mis malos hábitos, me aferré a esta lección y me esforcé a lo máximo para permanecer persistente en el camino hacia un cambio positivo.
Me enfrenté a dudas con respecto a si sería capaz de seguir a Dios y sus enseñanzas. Pensé que era demasiado difícil, pero a medida que seguí escuchando Sus palabras y practicándolas, me volví más fuerte.
A cualquier otra persona que haya pasado por las mismas cosas en su vida amorosa, le diría que si desea tener una vida amorosa bendecida, necesita tener una relación santa con Dios. Luché para estar con Él antes de estar en una relación, o de lo contrario terminaría llevando mucho equipaje y tomando las decisiones equivocadas.
Pasando al día de hoy, estoy felizmente casado ahora. Conocí a mi esposa en las reuniones de la “Terapia del amor” donde una de sus amigas nos presentó y desde ese momento comenzamos a conocernos.
Sabía que necesitaba cambiar para ser un buen compañero. Estaba tan acostumbrado a estar soltero que solía lidiar con las cosas solo, pero tuve que esforzarme para comunicarme con mi pareja e involucrarla en mi vida, además de ser franco con ella. Las reuniones de la “Terapia del amor” me enseñaron franqueza y comunicación, y eso ayudó mucho a nuestra relación.
Lo que me mantiene en mi camino ahora es el respeto que tengo por Dios y el respeto que tengo por mi esposa.”
Robert Harriott
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