Cómo superé el abuso y la autolesión

Cómo superé el abuso y la autolesiónEl trauma del abuso sexual me afectó profundamente. Me sentía rota y desconectada del mundo, con una profunda tristeza que iba y venía; parecía que mi mundo había perdido su color, todo era blanco y negro. Era imposible escapar, algunos días eran insoportables. Me sentía sola.

Me encerraba en mi habitación durante días alejada de los demás, me despertaba todas las mañanas sin ningún propósito, esperando a dormirme de nuevo para no tener que enfrentarme a mi realidad. A veces, veía a mis hermanas ir a la escuela y sentía que tenían más razones para despertarse por la mañana que yo. Envidiaba que tuvieran la fuerza para levantarse y hacer algo con sus vidas.

Confronté pensamientos oscuros

La idea convincente de terminar con todo a menudo circulaba por mi mente, hasta el punto de planear diferentes métodos de cómo llevarlo a cabo. Comencé a auto lesionarme para tratar de aliviar mi sufrimiento. Yo sé que eso no tiene sentido, pero en mi mente era como si el dolor físico pudiera hacer que el dolor emocional fuera más tolerable. Puede sonar extraño, pero muestra lo perdida que estaba. Así es como viví durante cinco o seis años.

Escuchaba a la gente compartir sus testimonios de cómo sus vidas se habían transformado en la Iglesia Universal pero no podía entender por qué la mía seguía igual.

El momento de mi decisión de tomar las cosas en serio llegó en una vigilia del grupo de jóvenes de la iglesia. Aquella noche me pregunté, ¿por cuánto tiempo vas a continuar sufriendo en silencio? El primer paso fue desahogarme para poder recibir ayuda, el poder hablar con alguien y la oración.

Acepté Ayuda

Fue en las reuniones de Limpieza Espiritual de los viernes donde aprendí a luchar contra los pensamientos negativos que me atormentaban, y las oraciones fueron una manera de deshacerme de la negatividad que llenaba mi mente. Cada vez que iba salía sintiéndome más ligera, no fue una batalla fácil porque algunos de esos pensamientos estaban muy profundamente arraigados dentro de mí.

Sin embargo, como estaba decidida a no ser definida por los traumas del pasado, seguí persistiendo. Ya había usado demasiada fuerza para tener baja autoestima y ahora, quería tomar esa fuerza para ser feliz por dentro. Con el tiempo, dejé los horribles eventos de mi pasado y superé la profunda tristeza.

Encontré Paz

Empecé a creer en mí misma y también en Dios. Su presencia en mi vida me trajo una tranquilidad que llenó el vacío que tenía, no puedo explicarlo. Ahora, ninguno de mis problemas pasados me afectan.

Tengo una mente fuerte y una razón para despertarme cada mañana. Incluso cuando surgen problemas, no huyo de ellos como hacía antes. Saco fuerzas de mi fe y enfrento las luchas. Hoy me alegra haber restaurado el color en mi vida y finalmente tengo paz.”

Elizabeth Sokan

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